domingo, 15 de diciembre de 2013

Planificación Educativa



Esta etapa es gratuita y no obligatoria, se extiende hasta los 6 años y se organiza en dos ciclos: hasta los 3 años y de 3 a 6 años. Esta división en dos ciclos no quita sentido al carácter integrado de la Etapa. Podemos decir también que se hace necesaria una planificación de toda labor docente puesto que todas las actividades de Educación Infantil han de ser motivadoras y formativas.

No obstante la Administración Central coordina la oferta de puestos escolares de educación infantil de las distintas administraciones públicas.

Se reconoce el carácter educativo de este período, cuya finalidad es contribuir al desarrollo físico y personal y se regulan las condiciones que deben cumplir los centros que implanten la etapa Infantil. 


LA PLANIFICACION EDUCATIVA


Planificar la tarea educativa es un trabajo necesario para cualquier maestro. Lo contrario, improvisar, implica actuar rápidamente sin posibilidades de pensar y repensar las mejores ideas y formas de concretarlas.

Pero, ¿qué supone planificar? La planificación educativa es un proceso de reflexión previo a la acción con los niños y las niñas e implica definir objetivos (lo que queremos conseguir), encuadrar tareas, prever y organizar acciones, anticipar situaciones y recursos… es decir, supone preludiar una serie de decisiones importantes que nos van a dar seguridad a la hora de trabajar con los niños.

Lógicamente esto no va a significar restarle importancia a la creatividad y a la adecuación de propuestas a la realidad, ya que muchas veces la complejidad de la práctica supera indefectiblemente las posibilidades de anticipar y describir las acciones. En estos casos, hay que ir modificando lo previsto en función de lo que surge para darle vida a las propuestas. La planificación es un boceto previo de acciones y debe pensarse como una trama abierta, flexible, modificable… que establezca continuas relaciones entre lo que se diseñó y el contexto en el cual se va a desarrollar. Tenemos que pensar que la planificación educativa es un instrumento, no es un fin en sí misma, y por ello tiene que estar al servicio de nuestro trabajo.

Resalto lo de “nuestro trabajo” porque la planificación de la tarea educativa tiene que ser desarrollada con  la impronta personal de cada educador o maestro, dentro de un marco de trabajo en equipo. Nadie debe reemplazarnos en la tarea de decidir, elegir, pensar, recrear, diseñar las propuestas educativas. No nos debemos situar como ejecutores de lo pensado por otros.

También, muchas veces la planificación, aunque ha sido pensada y organizada mentalmente, no se plasma en un papel. Es importante que todo aquello que se tiene en mente se plasme por escrito, ya que esto permite, no solo la posibilidad de repensarlo y reelaborarlo, sino también la de dejar constancia de ello y comunicarlo.

Este curso se va a centrar en la planificación de la tarea educativa en la etapa de educación infantil, por ello, será necesario aterrizar en la etapa, revisar las cuestiones esenciales para los niños y las niñas de 0-6 años, y a partir de ellas, sus implicaciones educativas. 

1.    RESISTENCIAS DE LOS MAESTROS Y EDUCADORES A LA HORA DE PLANIFICAR


 
Los maestros/as y educadores de educación infantil somos profesionales, salvo excepciones, poco sistemáticos y disciplinados para documentar nuestro trabajo. Nos contagiamos de la actividad que nos imponen nuestros niños y nos dedicamos a mucho “hacer” y poco “pensar”.
Es verdad que tenemos nuestras dificultades:
·       Una de ellas es el ritmo de demanda de actividades que van exigiendo los niños y las niñas. Si estamos atentos a sus intereses y necesidades muchas veces no damos abasto.
·       Otra es la cantidad de documentos escritos a los que tenemos y debemos dar respuesta: la programación de aula y su desarrollo en unidades didácticas, talleres, propuestas de rincones, o pequeños proyectos que van surgiendo, además la cumplimentación de los DIAC, diarios de aula, registros de observación, informes, informaciones a las familias…, se nos acumula el trabajo, y no tenemos secretario.
·       A estos documentos escritos le sumamos la constante revisión y actualización que requieren.
·       La falta de tiempos para el trabajo personal o la coordinación entre profesionales es otro hándicap, siendo, estas tareas, en la mayoría de los casos, trabajo para el fin de semana.
·       También, porque no decirlo, queremos en muchos casos “maquillar” lo que escribimos, y nos complicamos la vida, porque lo sencillo sería exponer lo que verdaderamente hacemos, y redactamos lo que decimos que hacemos.

Todo ello hace que en muchos casos la programación y su desarrollo en sucesivos documentos sea una pesada carga para los maestros, quedándose  en documentos  inertes y burocráticos custodiados en la sala de dirección o de los educadores y destinados prioritariamente a la administración.
Tenemos que recordarnos que el objetivo de la planificación es construir una secuencia de trabajo con los niños, y no tanto elaborar un documento. Pero, ahora bien, muchos de estos  procesos de trabajo tan ricos en experiencias y aprendizajes, se pierden por la falta de sistematización y de memoria escrita. Y si escribir suele ser costoso, hay que contar con que atender las necesidades de los niños, recoger sus intereses, y llevar a cabo con ellos  procesos de aprendizaje,  es mucho más, por lo que es una pena que tanto esfuerzo se pierda. Al fin y al cabo si las experiencias están en nuestra cabeza, porqué no en el papel.
Una programación tiene que ser un documento ordenado, sencillo, vivo (modificable, ampliable, que recoja la improvisación…), utilizado con cierta frecuencia y concreto. Cuanto más concreto sea, más va a reflejar lo que realmente hacemos. Los documentos que se quedan en grandes principios, pueden ser muy poco operativos para guiar la práctica del aula. Por ejemplo, afirmar que la evaluación se va a basar en la observación y va a ser inicial, continua y final, aporta muy poca información; por el contrario, incluir en la programación los instrumentos de observación, la secuencia de indicadores y los formatos de informes, define mucho mejor, es más útil y nos ahorra más trabajo, porque se trata de recoger y organizar lo que ya tenemos y llevamos a la práctica. 
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